El 17 de octubre de 1945 marcó la historia del pueblo argentino como el nacimiento del peronismo. El presidente Farrell nombró al coronel Juan Domingo Perón secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y Vicepresidente de la Nación, cargos en los que desempeñó una intensa actividad. Como secretario de Trabajo y Previsión, Perón se había ganado la lealtad de los obreros, a través de importantes medidas, como numerosos aumentos de salarios, y proyectos que poco después se concretarían, como la Justicia de Trabajo o el pago de las vacaciones y el aguinaldo. El sindicalismo argentino, hasta entonces desanimado por las propuestas de lucha de comunistas y socialistas vio en Perón un verdadero líder obrero o como mas tarde fue llamado: “El primer Trabajador”. Pero el 8 de octubre de ese año, el general Avalos pidió a Farrell que destituyese a Perón, señalándolo como la eminencia gris del gobierno, Perón fue detenido y llevado a la isla Martín García. Entonces fue cuando de varios sectores populares que no respondían a ningún partido tradicional, sino a un hombre y un proyecto nacional, irrumpieron en la vida política marchando a Plaza de Mayo y reclamaron la libertad de su líder.
Desde las primeras horas de la mañana del 17, llegaron varias columnas de manifestantes con banderas y pancartas cubriendo hacia las horas de la tarde la totalidad de su superficie y alrededores de la plaza, y de una manera muy enfervorizada reclamaba su libertad al grito de “QUEREMOS A PERON” / “QUEREMOS A PERON”
Dada la magnitud de la manifestación y el reclamo de la gente por su líder, los militares sorprendidos y atemorizados, se vieron obligados y trasladaron al coronel desde Martin García al Hospital Militar y cuando a grito herido aquella masa de trabajadores hizo saber que no se movería de allí sin ver satisfecho su reclamo, entonces el presidente Farrell decidió llevar a Perón a la casa de gobierno para que calmara al pueblo. Este arribo cercana la medianoche, se asomo al balcón para tranquilizar al pueblo que lo aclamaba y después de ser ovacionado durante 15 minutos se dirigió a la multitud agradecido por el apoyo y emitió su primer discurso:
"Trabajadores:
(…) esta es la verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha a pie durante horas, para llegar a pedir a sus funcionarios que cumplan con el deber de respetar sus auténticos derechos. (…)
(…) Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Nación.
Trabajadores: únanse, sean hoy más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa tierra, la unidad de todos los argentinos. (…)
(…) Se que se han anunciado movimientos obreros. En este momento ya no existe ninguna causa para ello. Por eso les pido, como un hermano mayor, que retornen tranquilos a su trabajo.(…)
(…) al abandonar esta magnífica asamblea, lo hagan con mucho cuidado. Recuerden que ustedes, obreros, tienen el deber de proteger aquí y en la vida a las numerosas mujeres obreras que aquí están.(…)
(…) Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince minutos más reunidos aquí, porque quiero estar desde este sitio contemplando este espectáculo que me saca de la tristeza que he vivido en estos días".
(Fragmento del discurso emitido por Juan Domingo Perón el 17 de octubre de 1945.)
La Agrupación Azul y Blanca, Delegación Legislatura les desea a todos las autoridades, empleados, directivos, congresales, delegados, activistas y jóvenes identificados con la doctrina peronista, un muy feliz día, y hacer extensivo este saludo a los que sin pertenecer a esta ideología demuestran día a día su lealtad.
Definición de lealtad según Perón:
“Cuando un hombre de nuestro movimiento lucha en contra de un compañero, es posible que se halla pasado al bando contrario; ya que este defiende un interés y no un ideal, porque dos que defienden un ideal nunca pueden estar enfrentados ni tener controversias.
Y si alguien que se llame dirigente, no está en lo que están los demás dirigentes, hay que desconfiarle, ya que seguro anda en algo inconfesable, aunque de otras razones.
Por eso no hay que mirar de costado para ver que hace el compañero, sino ver al frente para ver lo que hace el enemigo”.
Agrupación y Juventud
Azul y Blanca
Delegación Legislatura
S.U.T.E.C.B.A.
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